La carta de Plinio el Joven (61-112 d.C.) (Epistulae X.96) al emperador romano Trajano (r. 98-117 d.C.) es una de las primeras fuentes sobre el cristianismo desde el punto de vista de un extranjero. Destaca el impacto del movimiento cristiano en la antigua religión romana y proporciona las primeras pruebas históricas de los juicios cristianos.
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Plinio el Joven
Cayo Plinio Cecilio Segundo (61-112 d.C.), es conocido como Plinio el Joven para distinguirlo de su famoso tío, Plinio el Viejo (Gaius Plinius Secundus, 23-79 d.C.). Plinio el Viejo fue un naturalista que escribió NaturalisHistoria, la primera enciclopedia. Plinio el Joven fue criado y educado por su tío, se formó como abogado y pasó por los distintos niveles de magistratura del Imperio Romano. Eliminar anunciosPublicidad

Plinio el Joven fue un ávido escritor de cartas, comunicándose con historiadores como Tácito (c. 56 – c. 118 d.C.) y especialmente con el emperador Trajano. Se conservan 247 cartas suyas de gran valor histórico para el estudio del gobierno de las provincias romanas. En su carrera pública de magistraturas (conocida como cursus honorum, «escalera de cargos» en latín), actuó como fiscal y defensor en muchos casos contra gobernadores romanos corruptos. En dos de sus cartas, describió su experiencia de la erupción del monte Vesubio (79 d.C.) cuando se encontraba en casa de su tío. Plinio el Viejo era entonces el almirante de la flota de Misenum de la armada romana (en la bahía de Nápoles) y se destacó en el rescate de algunos ciudadanos de las ciudades costeras. Plinio el Viejo murió en la playa a causa de los gases volcánicos y la ceniza.
En el año 110, el joven Plinio fue nombrado gobernador (legatus Augusti) de Bitinia, situada al sur del Mar Negro. Considerada una provincia atrasada, Plinio comenzó a escribir cartas al emperador Trajano para pedirle consejo sobre el manejo de su administración. Eliminar anunciosPublicidad
El problema con los cristianos
La carta de Plinio a Trajano es importante por ser la primera evidencia histórica de un juicio a los cristianos.
En el año 112, Plinio escribió a Trajano sobre el problema de los cristianos en la provincia (Epistulae X.96). Necesitaba instrucciones porque nunca había presidido un «juicio cristiano». Esta carta es importante por ser la primera evidencia histórica de un juicio cristiano. La persecución oficial de los cristianos comenzó durante el reinado de Domiciano (r. 81-96 de la era cristiana) en los años 90, por el delito de ateísmo, definido como incredulidad en los dioses tradicionales. Los cristianos se negaron a participar en los cultos estatales e imperiales de Roma y las ciudades provinciales. El culto imperial, iniciado bajo Augusto (r. 27 a.C. – 14 d.C.), honraba a la familia imperial como benefactores bajo la protección especial de los dioses. Visto como una amenaza para la prosperidad del Imperio Romano al enfadar a los dioses, la no participación equivalía a la traición, que conllevaba la pena de muerte.
Un segundo problema era que los cristianos se reunían en sus propios collegia sin un permiso autorizado por Roma. Los collegia eran grupos que compartían intereses comunes o habilidades comerciales, similares a los gremios medievales. Los miembros se reunían siempre bajo la egis de un dios o diosa, lo que los convertía en religiosos además de sociales. Los hombres pagaban cuotas, con las que se sufragaban las comidas y el vino que compartían una vez al mes. Sin embargo, todos los collegia debían contar con el permiso del Senado romano para crear este establecimiento. En otras palabras, debían tener una licencia. Hacia el final de la República Romana (siglo I a.C.), con tantas guerras civiles, el gobierno cerraba periódicamente todos los collegia. Se suponía que los hombres que se sentaban a beber todo el día cuando había desempleo u otras condiciones duras, conspirarían contra el gobierno romano. Los collegia cristianos eran ilegales (y sólo se les concedió legitimidad bajo Constantino I en el Edicto de Milán de 313 CE).
Los cristianos eran considerados rebeldes porque enseñaban la inminencia del reino de Dios. Sólo había un reino legítimo, el de Roma.
Plinio al emperador Trajano
Según la ley romana, el testimonio de los esclavos sólo podía obtenerse mediante la tortura. Esto es una prueba de que las primeras comunidades cristianas habían elevado tanto a los esclavos como a las mujeres a puestos de liderazgo.

La importancia de la carta de Plinio
La literatura cristiana más antigua del siglo I de nuestra era procede de las cartas del apóstol Pablo y de los evangelios. Sin embargo, la carta de Plinio es importante por ser una de las primeras descripciones del movimiento cristiano desde el punto de vista de un extranjero. Su mención de la propagación del movimiento desde las ciudades «hasta las aldeas y las granjas» ayuda a confirmar la difusión del cristianismo primitivo por todo el Imperio Romano. La descripción que hace Plinio del abandono de los templos es coherente con el impacto que la enseñanza cristiana tuvo en los conceptos y rituales tradicionales de la religión romana. Finalmente, fue aceptado tras la conversión de Constantino al cristianismo y, en el año 381 de la era cristiana, se convirtió en la única religión permitida en el imperio bajo Teodosio I (r. 379-395 de la era cristiana).
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